Tuesday, March 31, 2015

Una carta de amor a programas como The Walking Dead

Una amiga me acaba de compartir un texto escrito por el actor Nathan Fillion que describe exactamente la razón por la cual adoro todos los programas de televisión que veo a diario. Aunque no es común encontrar esto en mi blog, me fue imposible no traducirla y compartirla:

Hablemos sobre entretenimiento. Algunos programas de televisión los veo para escapar y, otros, por el viaje. La diferencia está en si el show me distrae o si esta pieza de trabajo puede suspender mi incredulidad y transportarme al reino del "que pasaría si...". Definitivamente, no lo veré la semana siguiente si no me importa qué sucede después. Denme una historia que me haga preguntarme qué haría yo en esa misma situación. Déjenme preocuparme por los personajes que llegué a conocer, mirarlos mientras aprenden y crecen, o se estancan y fallan. Déjenme odiarlos, dejen que me decepcionen. Permítanme verlos tomar decisiones de acuerdo a sus experiencias.

Cuando me meto en un programa, éste trasciende de la típica experiencia de verlo en casa solo. Quiero compartirlo, reunir a mis amigos. Preparo bebidas y comida, a veces temáticas de acuerdo al show. Nos deleitamos en la emoción de haber esperado toda la semana, charlando sobre las partes que nos conmovieron, prediciendo qué pasará luego y por qué pensamos que será así. Traigo nuevas personas que nunca han visto el show y veo cómo su emoción crece solamente por el hecho de estar rodeados por otros que ya han sido fascinados. Nos reunimos enfrente de la TV y bajamos las luces. Todos encuentran una posición cómoda, hacemos nuestras bromas y comentarios de último minuto, y luego... silencio. El show comienza. La espera ha terminado. La semana hablando acerca del último episodio ha finalizado. La anticipación es saciada. El viaje continúa.

Pasamos las propagandas entre risas, gritos ahogados y comentarios, tanto positivos como negativos, no importa. Lo que importa es lo que nos están haciendo sentir. Emociones que brotan de nada... Nada más que de un show bien elaborado.
Nathan Fillion 

Versión en inglés:
Let’s talk about entertainment. Some television I watch for the escape, and some, for the journey. The difference being is whether this show is distracting me, or can this piece of work suspend disbelief and transport me to a realm of “what if.” I certainly won’t tune in next week if I don’t care about what happens next. Give me a story that has me asking what I’d do in that same situation. Let me be concerned for characters I’ve come to know, watch them learn and grow, or stagnate and fail. Let me hate them, let them disappoint me. Let me see them make choices shaped by their experiences. 

When I really sink into a program, it transcends the typical watching at home alone experience. I want to share it, to gather my friends. I have beverages and food, sometimes in the theme of the show. It becomes an event. We revel in the excitement of having waited all week, chatting about parts that moved us, predicting what will happen next and why we think so. I bring new people who have never seen the show into the fold, and I see the excitement grow inside them just from being surrounded by others who are already swept away. We gather in front of the TV and dim the lights. Everyone finds a comfortable position, we make our last minute jokes and comments, and then—silence. The show begins. The waiting is over. The week spent talking about the last episode is over. The anticipation is satiated. The journey continues.

We spend commercial breaks hooting, gasping, and commenting, positively or negatively, it doesn’t matter. What matters is that we are being made to feel. Emotions are welling up from nothing—nothing but a well-crafted story.
Nathan Fillion

Monday, March 30, 2015

Un acústico con el autodenominado "chocolate suizo"

Voy a ser sincera: la única canción que había escuchado de Bastian Baker era "Tomorrow may not be better". A pesar de eso, cuando mi hermana me preguntó si la acompañaba a ver a este cantante de 23 años suizo, no lo pensé dos veces. Siempre es interesante conocer nueva música, sea ésta local o internacional.
El anuncio se dio de un día para el otro: Bastian tenía programada una gira en Latinoamérica pero no incluía a Buenos Aires sino que pasaba de Brasil a Chile sin escalas. A último momento, decidió publicar en sus redes sociales que Bebop Club le abrió un espacio para que toque... ese mismo domingo. Después de idas y vueltas con la página, finalmente conseguimos las entradas a un valor de $100. Nada mal para haber elegido una ubicación enfrente al escenario.
Como siempre, llegar desde La Plata a Buenos Aires es todo un problema. Más aún un domingo. El show empezaba a las 17 horas pero, a las 17.05 el Plaza en el que viajábamos, chocó con un auto y, como no era de extrañar, ambos conductores se bajaron a discutir. Después de dudas, nos tomamos un taxi hasta el lugar.
En la entrada, un pizarrón negro anunciaba de manera coqueta la presentación de un tal "Bastian Baker". La calle, la puerta y la escalera que descendía, estaban desiertas. Pero, afortunadamente, todo estaba en silencio: aún no había empezado.

Hola. Hello. Grüezi. Bonjour. 
Las 50 mesas pequeñas e íntimamente iluminadas de Bebop Club no estaban llenas -y nunca se llenaron- pero eso no impidió que alrededor de las 17.30 un sonriente Bastian Baker se subiera al escenario por un costado y abrazara su guitarra mientras charlaba con un expectante y ansioso público. Para nuestra sorpresa, habló en un adorable -y más que entendible- español. Nos contó que había estudiado nuestro idioma por 3 años, que se le mezclaba con el portugués (había estado una semana allá gracias a su Tour Mundial), que había tomado 4 vuelos en un sólo día, por lo que estaba exhausto, y que lamentaba estar sólo unas horas en nuestro país.
No tardó mucho en darse cuenta que muy pocos de los presentes conocían su discografía. A pesar de lo que harían muchos en esa situación, el cantante no se desalentó y nos paseó por un repertorio de música alegre en ritmo pero triste en letras. Además, nos enseñó sus estribillos más conocidos y esperó que lo aprendiéramos para cantar en conjunto.
De vez en cuanto, bromeaba y decía que, por la pequeña suma de 100 dólares, podíamos pedirle temas específicos. Eventualmente, mi hermana le solicitó "One last time". Bastian se rió y le dijo que hacía mucho no la tocaba. Le preguntó si quería subir y cantarla con él pero ella no se animó. Él, alegremente, practicó dos o tres veces hasta empezar a tocar una canción que parecía nunca haber olvidado, la cual, al finalizar, se la dedicó. En todo momento, muchos "aww" se escuchaban en el ambiente.
En lo que pareció un abrir y cerrar de ojos, Bastian anunció su última canción. ¿Cuál fue la reacción argentina? Gritar "¡OTRA! ¡OTRA! ¡OTRA!". El suizo que canta en inglés y francés, pero que también entiende español y portugués, nos hizo caso. Cantó para nosotros uno de sus temas en francés. Adorable.
Después sí cerró el show pero no sin invitarnos a sacarnos fotos, pedirle autógrafos o simplemente saludarlo. 
Apenas las luces dejaron de iluminarlo, se acercó a nuestra mesa. A pesar de ser pequeña, mi hermana y yo la compartíamos con cinco adolescentes descendientes de suizos. Con suma alegría, charlamos con él sobre el show y su corta estadía en Buenos Aires. Le pedimos un autógrafo y todos se rieron al darse cuenta que éramos gemelas. 
Con las fotos fue igual de simpático: sonriendo, haciendo una selfie, señalando, saltando. Cualquiera sea su pose, siempre se lo vio feliz. Una oportunidad así es rara para artistas que llenan estadios: por un lado, algunos se lo podrían tomar como un ataque contra su ego, pero Bastian lo vio como una oportunidad de conocer a cada uno de los asistentes, charlar sobre sus lugares de origen, pedir recomendaciones y hasta instarlos a que prueben cosas nuevas (me dijo que debo comer una comida de Nagoya en base a pollo que adoró. Lo anoto para la próxima).
Bastian Baker no es conocido en Argentina, aún. Probablemente, para la próxima vez que él y su igual de simpático manager, Raphaël Nanchen, regresen, va a ser más famoso y no exista la posibilidad que se repita un show tan divertido e íntimo como éste. Será una pena y una alegría (por él y su música) al mismo tiempo.

Sunday, March 29, 2015

John Green: Dejar o ser dejado, he ahí la cuestión

El corazón roto puede desatar incontables reacciones pero, ¿qué haría un adolescente prodigio que fue abandonado diecinueve veces por chicas que comparten el mismo nombre? El escritor norteamericano John Green tiene la respuesta a esa pregunta en su nuevo libro, El teorema Katherine, editado por Nube de Tinta.
Colin Singleton es casi un genio: sabe hablar once idiomas, puede recordar una infinidad de datos, arma juegos de palabras con cualquier frase y, al mismo tiempo, busca su momento Eureka. Pero el chico tiene una peculiaridad: sólo sale con mujeres llamadas Katherine.
“¿Cómo deja de aterrorizarte el hecho de que te dejen de lado, acabes solo y no importes a nadie en lo más mínimo?”, se pregunta una y otra vez el protagonista.
La novela empieza después de su último fracaso amoroso, cuando el joven se embarca en un viaje por Estados Unidos –cuyo primer destino es la supuesta tumba del archiduque Francisco Fernando en Gutshot, Tennessee– junto a su mejor amigo, Hassan Harbish. Con la idea fija de volverse famoso para recuperar a su ex novia, Colin continúa su costumbre de teorizar sobre todas las situaciones de su vida y comienza a idear una fórmula matemática para entender su problema con las Ks.
Tal como las historias que cuenta el adolescente, el libro está cronológicamente desordenado y cuenta con varios subtítulos que refieren a introducciones, nudos y desenlaces de las diferentes vivencias del niño prodigio. Pero lo más curioso llega de la mano de Daniel Biss, un matemático de la Universidad de Chicago que aportó sus conocimientos para crear los pasos de esa idea que podría predecir el destino de una relación, revelando quién dejaría a quién y cuándo.
Además de incluir modificaciones y explicaciones desde la perspectiva de Colin, el escritor suma notas al pie –con traducciones y anécdotas propias del relato– y un apéndice redactado por el también investigador del Clay Mathematics Institute, en donde detalla todos los cambios de la fórmula que fue llamada “El Teorema de la Previsibilidad Subyacente de las Katherines”.
John Green es un novelista de Indianápolis, Estados Unidos y un vlogger de YouTube que no duda en contestar con humor a sus seguidores de las distintas redes sociales. Alcanzó un gran reconocimiento mundial gracias a Bajo la misma estrella –una historia sobre dos adolescentes singulares que tienen cáncer y se enamoran–, recientemente llevada al cine por  FOX. Según la revista Time, el escritor es una de las 100 personas más influyentes del mundo.
Autor: John Green
Editorial: Nube de Tinta
Páginas: 320
Precio: $179



Friday, March 27, 2015

Adorables muñecas

En agosto, en Argentina, se festeja el día de los niños: desde que somos chicos, esperamos con ansias la llegada de ese domingo, donde los adultos nos premian con regalos y salidas. En Japón y Corea existe algo similar (el 5 de mayo) pero además, el país del sol naciente, tiene una celebración especial para las niñas: hinamatsuri (雛祭り) o el Festival de las muñecas.
Hace unas semanas –el 3 de marzo para ser exacta–, miles de niñas japonesas fueron agasajadas en una festividad donde pudieron exponer varias muñecas vestidas con kimonos tradicionales –representando al Emperador, Emperatriz, músicos y otros– en un armazón hecho con una gran alfombra roja que cubría los distintos niveles, de acuerdo a su posición en la corte imperial de la Era Heian. Lo simpático de las colecciones es su antigüedad: fueron pasadas de una generación a la siguiente para ser mostradas durante esta celebración específica.
Pero ¡ojo! Si bien el grupo de personajes son cuidados, expuestos y vestidos de manera adorable, no deben estar a la vista por demasiado tiempo. Los japoneses, que comienzan su exposición en febrero, creen que mantenerlos fuera pasado el 4 de marzo, podría acarrear desgracias para las niñas de la familia: podrían no encontrar marido o casarse a una edad avanzada. (Un horror).
Como toda tradición, se viene realizando desde tiempos lejanos, cuando se creía que los malos espíritus que rodeaban a las personas podrían quedar atrapados en estas muñecas, dejando al humano en paz. Por su longevidad, el hinamatsuri posee una canción típica muy conocida y se acompaña con un plato y una bebida específica: hinaarare (雛あられ) es una bolita dulce y colorida hecha en base de arroz que se consume con shirozake (白酒), un sake de color blanco que se bebe con la finalidad de purificar el cuerpo.
Esta festividad, además de parecer interesante por la variedad y antigüedad de las muñecas, también nos suena familiar. ¿Saben por qué? En uno de los primeros capítulos de Pokémon, Misty habla de las hermosas colecciones de princesas que sus padres le regalaron a sus hermanas y cómo después –cuando eran viejas y estaban rotas– se las pasaron a ella. Eso la inspira a participar en una competencia para ganar una propia. Sería genial poder verlas en persona, ¿no? 


Friday, March 20, 2015

Fin de semana de locura

¡Llegó el viernes! ¿Qué hacemos? ¿Nos juntamos con amigos en el centro? ¿Nos quedamos en casa y vemos una película? ¿Nos ponemos al día con los últimos capítulos de un anime? Bueno, si estuviésemos en Japón, definitivamente optaríamos por descansar para salir sábado y domingo, porque este fin de semana Tokyo tiene dos grandes eventos con el objetivo de saciar hasta a los más exigentes.
¿Qué tiene de especial el 21 de marzo? Es el final del séptimo Shibuya Fashion Festival –evento de moda que arrancó el 16– cuyos destinatarios no son solamente expertos, sino la gente que aprecia lo diferente puesto que la idea de este último día es la de celebrar la moda relacionada con Shibuya, el lolita y otras tendencias.
Desde las 2 de la tarde, más de 200 negocios de Shibuya realizarán pequeños eventos –que incluyen desfiles y shows– y ofrecerán importantes descuentos. Este lugar (de por sí especial con sus tiendas departamentales enormes cuyas vendedoras parecen muñecas que desfilan –sí, mientras mirás una prenda, pasan caminando por tu costado como si estuviesen en una pasarela– y te muestran cuáles son sus mejores prendas) se ve influenciado por el evento en todo sentido: durante ese día, hasta la estatua de Hachiko se adorna con algo relacionado.
¿No les interesa la moda? ¿No tienen ganas de ver ropa y las últimas propuestas de ese mundo? ¡No importa! Tokyo les ofrece otra opción para este fin de semana. Bajo el slogan “Fall in love with Anime” (“Enamorate del Anime”), AnimeJapan 2015 abre sus puertas el sábado en Tokyo Big Sight –un Centro de Exposición Internacional–. Con una entrada que va desde los 1600 yenes (alrededor de 16 dólares), tiene como objetivo que los asistentes se fascinen –aún más– por la animación, que se adentren en el mundo y experimenten nuevas formas de hacer negocios en relación a ella. Su finalidad es la de asegurar que habrán nuevos descubrimientos que brindarán “felicidad” tanto a visitantes como expositores. ¿No suena demasiado genial?
¿Qué se puede encontrar en la segunda edición de esta convención? Según su página oficial, hay dos grandes propuestas: una, para el público en general, con exhibiciones, stands con merchandising y shows en los escenarios abiertos, siempre rodeados de otros fanáticos y cosplays –que pueden posar en escenarios 3D de los animes que representan–; y la segunda es para personas que quieren hacer de su visita una de negocios, teniendo reuniones con los que exponen y aprendiendo sobre la industria de la animación.
Una de las actividades más interesantes es un espacio para los que quieren saber cómo se hace un anime desde el comienzo. En este sentido, se ensamblará una réplica de un estudio desde donde se puede ver cómo es el proceso de realización del guión, storyboard y el diseño. Además, AnimeJapan ofrece pequeños seminarios o workshops en donde creadores invitados darán consejos –y, en algunos casos, propondrán tareas con premios asombrosos– relacionados a las áreas de dirección, diseño de personajes, guiones, arte y planeamiento. 
¿Ya tienen planes para este fin de semana? ¿Vamos a Japón? :P.


Friday, March 13, 2015

El comienzo de una época rosada


Durante las próximas semanas, Japón va a ver sus parques, castillos y templos llenos de personas locales y turistas. ¿Por qué? Porque termina el invierno, llega la primavera –sinónimo del comienzo de una nueva etapa, más fructífera y bella que la anterior– y con ella aparecen las pequeñas pero hermosas flores de sakura características del país asiático.
Hanami (花見) es una tradición que se viene realizando desde la época Nara (S. VII) y consiste, nada más y nada menos, en observar la belleza de las flores. Para ello, se organizan pequeños picnics entre amigos, colegas y familiares en distintas partes de las ciudades donde se acumulan estos tipos de árbol.
A pesar de la supuesta informalidad del evento, los japoneses se lo toman muy en serio y en internet se pueden hallar incontables recomendaciones para que los novatos disfruten tan bien como los locales:
·         Se deben reservar los lugares para el picnic: a veces basta con dejar una manta con el nombre de los asistentes pero en los lugares más concurridos se recomienda que una persona espere al arribo del resto del grupo.
·         Siempre hay que chequear que se pueden realizar picnics: algunos espacios abiertos poseen sakuras pero no todos reciben con brazos abiertos a un grupo de personas que quieren sentarse bajo ellos a comer y beber.
·         Al irse, no se debe dejar basura: es muy difícil encontrar tachos en las calles japonesas por lo que es de suma importancia llevar bolsas para recoger los desperdicios.
·         El clima es también relevante: al tratarse del final del invierno, se debe considerar que el frío aún no se fue, por lo que es recomendable llevar abrigos o mantas –especialmente teniendo en cuenta que la celebración continúa a la noche bajo el nombre de yozakura (夜桜)–.
·         Los baños son siempre importantes: para evitar largas colas, se insiste en la búsqueda previa de variadas opciones.

Ahora bien, ¿qué se consume en un picnic durante el hanami? ¡De todo! (lo más popular son los onigiris, mochi y tamagoyaki). Es común encontrar bentos preparados para la ocasión especial –los ingredientes se cortan con la forma del pétalo de la sakura y se combinan con vegetales y pescados típicos de la estación–. Además, tiendas como Starbucks venden merchandising y bebidas especiales para acompañar a los grupos.
Las tiendas de 100 yenes no se quedan atrás puesto que allí se pueden encontrar los elementos básicos para una fiesta de hanami. Por ejemplo: manteles para picnic; almohadones para el piso o sillas plegables; bolsas para residuos; vasos, platos y cubiertos descartables; etc.


En caso que estén planeando ser parte de esta gran festividad, Japón sugiere las fechas para visitar cada uno de los destinos: a comienzos del año, se realiza un pronóstico de florecimiento (sakurazensen - 桜前線) a partir del cual se estima los períodos exactos para las distintas prefecturas: para el 2015 se fijó entre la tercera semana de marzo y la primera de mayo, dependiendo de la ubicación.


¡Totalmente kawaii! ¿no? ¿Visitarían Japón en primavera o en otoño, con todas sus hojas en distintas tonalidades de rojos y naranjas? 

Friday, March 6, 2015

San Valentín. Parte 2: el turno de los hombres

Hace unas semanas fue el día de los enamorados: casi todas las parejas aprovecharon para pasear, agasajarse e intercambiar regalos. En Japón, Corea del Sur, China y Taiwán, la tradición es diferente puesto que sólo las mujeres compraron –o hicieron– obsequios para los hombres, sean éstos amigos, novios, familiares o compañeros de trabajo o estudio.
         El próximo sábado, además de ser la nueva edición de Otani –YAY!– es, también el White Day (ホワイトデ). ¿De qué se trataba esta celebración que ya mencionamos en La fiesta del chocolate asiático? Bueno, teniendo en cuenta que solo una parte de la población recibió algo el 14 de febrero, en marzo se invierten los roles y los hombres  deben devolver el favor y repartir objetos blancos –color que evoca al amor adolescente, puro y dulce; además de ser el color del azúcar–.
         A diferencia de San Valentín, este intercambio sigue una serie de reglas:
·         Los hombres son los que devuelven los regalos que recibieron de parte de las mujeres de sus vidas.
·         Estos elementos, originalmente, debían ser blancos. Hoy, esta opción es más flexible puesto que los negocios ofrecen cosas tiernas –además de chocolates– de diversos colores.
·         Cada uno de los presentes debe ser, por lo menos, dos o tres veces más caros que los recibidos. Esta pauta es tan importante que el hecho de no respetarla, podría representar una clara intención de cortar todo tipo de relación con la otra persona.  
·         Los obsequios recibidos deben sí o sí ser devueltos. No hacerlo –aún cuando se presente una excusa– es indicio de un sentimiento de superioridad por sobre la mujer.
         Como todos los reglamentos, estos también pueden romperse y modificarse en los pequeños detalles. Por ejemplo, en CardCaptor Sakura se ve que es Sakura quien, además de recibir, reparte regalos a aquellas personas que le entregaron chocolate en San Valentín –Tomoyo y Shaoran–.
         Sería interesante poner en práctica estas costumbres así todos damos y recibimos cosas, ¿no? ¿Qué les parece la próxima edición de Otani para empezar? ¡Nos vemos ahí! ;).