El novelista británico comparte en su último libro no sólo la historia de su vida, sino también la historia de la segunda mitad del siglo XX. Le Carré por fin desvela los episodios de espionaje sobre los que siempre había callado y hace repaso por la increíble historia de su padre y sus largos viajes por el mundo. Presidentes, primeros ministros, grandes escritores y un sinnúmero de interesantes personajes se dan cita en este relato único
Hay muy pocas personas que no están familiarizadas con la obra de John le Carré. Sea a través de sus novelas sobre George Smiley u otras propuestas relacionadas al mundo del espionaje, el británico ha despertado la curiosidad de más de un lector amante de los misterios y secretos de las agencias de inteligencia. Su trabajo más reciente, Volar en círculos, ofrece una perspectiva única de sus experiencias como novelista, diplomático y espía: alejado de los estereotipos de la autobiografía, el escritor recopila una serie de anécdotas personales y situaciones protagonizadas por importantes nombres de su época, mientras aporta una divertida visión del mundo, la de una persona que nunca deja de sorprenderse por la cantidad de puertas que le abren, aún cuando se ve a sí mismo como “novato y poco ágil”.
“Nazco y me empaquetan con las escasas pertenencias de mi madre, porque acabamos de recibir otra visita de los agentes judiciales y viajamos ligeros de equipaje. Me cargan en el maletero del taxi del señor Humphries, como uno de los jamones de contrabando que Ronnie vendería unos años más tarde [...]. He nacido y, como un potrillo recién llegado al mundo, ya estoy corriendo. Desde entonces no he dejado de correr”, afirma le Carré.
Dividido en 38 capítulos, el libro no sigue ninguna cronología: intercala su redacción entre el pasado y el presente, sacando de cada historia una moraleja –sea acerca de sí mismo, la inteligencia británica, la vida como escritor famoso o la de una persona que lo haya inspirado de alguna manera–. Las primeras páginas advierten sobre dos cuestiones: por un lado, no se abordarán ciertos temas puesto que ya han sido suficientemente explotados en biografías realizadas por otros autores; por otro, se tomará al lector como no conocedor de la obra del escritor, de ahí que de vez en cuando incluya algún pasaje explicativo con la forma de notas al pie, aclaraciones de otros libros o detalles del trabajo de un colega.
Volar en círculos puede sintetizarse, entonces, como un recorrido por las relaciones que el autor ha cosechado gracias a sus profesiones de agente de inteligencia y escritor. El texto podría dividirse en dos grandes partes: la primera, centra la atención en situaciones divertidas, reclamos y quejas por parte de sus ex compañeros quienes se ven ridiculizados en las páginas de sus novelas; la segunda, se inicia tras una decisión que él toma para continuar escribiendo: cambia las guías de turismo por las visitas a terreno –muchas de ellas, extremadamente peligrosas–, buscando interiorizarse con lugares, personas, costumbres y sentimientos. Este objetivo cobra suma importancia en su vida y le brinda protagonismo a sus guías –periodistas especializados, trabajadores de ONGs, miembros de los grupos combatientes, etc.–, ya que en todas las ocasiones son ellos quienes le abren la puerta a un mundo desconocido y peligroso.
En lo que refiere a la redacción, el escritor incorpora descripciones y sensaciones pero ninguna abunda en detalles: resalta lo característico de cada personaje que interviene (profesión, alguna que otra cualidad física, forma de hablar, de vestir). Además, retrata cada encuentro como si se trataran de pasajes de una novela –tanto al momento de explicitar un lugar como a un amigo o conocido–.
Le Carré anticipa y dedica el capítulo más extenso a su padre, un estafador conocido que ha marcado su vida desde la infancia y que poco ha querido mencionarlo con anterioridad: “no creo que Ronnie hubiera podido vivir de cualquier otra forma, ni tampoco que lo deseara. Era adicto a las crisis y a las actuaciones, un gran orador que no conocía la vergüenza y sabía meterse al público en el bolsillo, un mitómano seductor y persuasivo que se consideraba el hijo predilecto de Dios y destrozó la vida de mucha gente”, afirma sobre él.
“Sé desde hace mucho que, en las raras ocasiones en que me encuentro cara a cara con personas poderosas, mis facultades críticas saltan por la ventana y lo único que quiero es estar ahí, mirar y escuchar”. Con esto, el autor se plantea a sí mismo como una persona común, reflexiva, muy observadora, humilde; con alegrías, sobresaltos y emociones ante invitaciones y encuentros inesperados. Todo ello hace que su propuesta literaria –editada por Planeta– se convierta en una entretenida y curiosa compilación de anécdotas de espías, secretos, historias de guerra, visitas a lugares extremos en el Medio Oriente, Rusia durante la Unión Soviética y luego de su caída, personajes que viven en conflicto; muchas de ellas previamente publicadas en distintos medios de comunicación.
John le Carré –seudónimo de David Cornwell– es un autor británico cuyas novelas se centran en el suspenso y el espionaje. Durante la década del 50 y 60 se desempeñó como agente del Servicio Secreto del Reino Unido para luego dedicarse de lleno a la escritura. Varios de sus trabajos han sido llevados al cine y la televisión, siendo The Night Manager (protagonizada por Tom Hiddleston y Hugh Laurie y producida por la BBC), la adaptación más reciente. Según sus palabras, “espiar y escribir novelas están hechos el uno para el otro. Ambas cosas exigen una mirada atenta a la transgresión humana y a los numerosos caminos de la traición. Los que hemos estado dentro de la logia secreta no la abandonamos nunca del todo”.
Autor: John le Carré
Editorial: Planeta
Páginas: 464
Precio: $389,00
Colaboración para el Diario EL DIA: http://www.eldia.com/septimo-dia/john-le-carre-anecdotas-de-un-espia-176474