El académico Robert Langdon vuelve al ruedo y su última aventura sobrevuela preguntas que, a diferencia de las historias que anteceden a la saga, van más allá de la religión y el arte para adentrarse en dudas metafísicas y planteos tecnológicos
Robert Langdon ya es sinónimo de aventura. Además de ser un celebrado académico y una leyenda en el mundo de los símbolos, los códigos, la historia, la religión y el arte, es también el protagonista de Origen, la novela más reciente de Dan Brown.
Tratando de responder las incógnitas a los más famosos misterios universales –“¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos?”–, el autor describe a una España con una monarquía inestable e introduce a un “profeta del mundo tecnológico”, Edmond Kirsch, quien afirma saber cuáles son las respuestas a esas preguntas esenciales y que promete revelarlas ante todo el mundo, aún cuando esto signifique poner a todas las creencias existentes en su contra. Porque, como afirma el científico, “la gente de todos los países del mundo se daría cuenta de que, efectivamente, las enseñanzas de todas las religiones tenían una cosa en común. Todas estaban completamente equivocadas”.
Es en este escenario que aparece el profesor Langdon –personaje principal también en Ángeles y Demonios, El código Da Vinci, El símbolo perdido e Inferno–, quien es arrastrado a una peligrosa trama de manera inesperada, conduciéndolo hacia un misterio que debe resolver y que, al mismo tiempo, lo pone como sospechoso y primordial objetivo de un asesino que no sólo es metódico y analista, sino que también encuentra la justificación de su accionar en la búsqueda de un bien mayor. En esta ocasión, la tecnología cobra un rol importante al transformarse en un protagonista más: Langdon no enfrenta su destino de manera solitaria sino que se une a Ambra Vidal, la directora del museo de Guggenheim en Bilbao, y a Winston, una inteligencia artificial o “una especie de Siri pero hasta arriba de esteroides”, según lo define el profesor. Esto se suma a la inclusión de entradas de la –lamentablemente inexistente– web sensacionalista ConspiracyNet.com, que es utilizada para llenar pequeños vacíos de conocimiento y, principalmente, para sintetizar qué es lo que el público sabe hasta el momento a través de la recapitulación de datos anónimos.
Como ya es costumbre para Brown, la acción del relato transcurre en una serie de lugares famosos –Bilbao, Barcelona, Madrid, Budapest–. Asimismo, utiliza los conocimientos de su protagonista para retratar cada uno de los detalles históricos que forman pistas del rompecabezas que intentan armar. Porque Origen plantea una especie de búsqueda del tesoro, donde el premio es una verdad demoledora por la que muchos asesinarían sin pestañear.
A lo largo de 640 páginas, se incorporan imágenes –básicamente símbolos– y el autor transforma a cada dato, por más mínimo que sea, en una significativa pieza capaz de resolver el misterio. También recurre a interesantes cambios de puntos de vista dentro de los mismos capítulos: el escritor da a conocer sentimientos, pensamientos y creencias de los más importantes partícipes de la historia. En este sentido, cabe marcarse que, una vez más, Brown opta por personajes de distintas nacionalidades y arma la verosimilitud de su relato no solo a través de la afirmación que “el arte, la arquitectura, las localizaciones, la ciencia y las organizaciones religiosas que aparecen en esta novela son reales”, sino también desde la introducción de pasajes en los idiomas originales de cada uno –a los cuales les suma una breve traducción–.
Con publicaciones en 56 idiomas y más de 200 millones de copias impresas, los libros de Brown expresan su fascinación por la interacción entre la ciencia y la religión. Gracias a sus novelas, que luego fueron adaptadas al cine –con Tom Hanks interpretando a Robert Langdon–, sus narraciones influyeron positivamente en el interés por las obras de Leonardo Da Vinci, las zonas históricas de Roma y París, las sociedades secretas y los detalles acaso más enigmáticos de la historia cristiana.
Robert Langdon ya es sinónimo de aventura. Además de ser un celebrado académico y una leyenda en el mundo de los símbolos, los códigos, la historia, la religión y el arte, es también el protagonista de Origen, la novela más reciente de Dan Brown.
Tratando de responder las incógnitas a los más famosos misterios universales –“¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos?”–, el autor describe a una España con una monarquía inestable e introduce a un “profeta del mundo tecnológico”, Edmond Kirsch, quien afirma saber cuáles son las respuestas a esas preguntas esenciales y que promete revelarlas ante todo el mundo, aún cuando esto signifique poner a todas las creencias existentes en su contra. Porque, como afirma el científico, “la gente de todos los países del mundo se daría cuenta de que, efectivamente, las enseñanzas de todas las religiones tenían una cosa en común. Todas estaban completamente equivocadas”.
Es en este escenario que aparece el profesor Langdon –personaje principal también en Ángeles y Demonios, El código Da Vinci, El símbolo perdido e Inferno–, quien es arrastrado a una peligrosa trama de manera inesperada, conduciéndolo hacia un misterio que debe resolver y que, al mismo tiempo, lo pone como sospechoso y primordial objetivo de un asesino que no sólo es metódico y analista, sino que también encuentra la justificación de su accionar en la búsqueda de un bien mayor. En esta ocasión, la tecnología cobra un rol importante al transformarse en un protagonista más: Langdon no enfrenta su destino de manera solitaria sino que se une a Ambra Vidal, la directora del museo de Guggenheim en Bilbao, y a Winston, una inteligencia artificial o “una especie de Siri pero hasta arriba de esteroides”, según lo define el profesor. Esto se suma a la inclusión de entradas de la –lamentablemente inexistente– web sensacionalista ConspiracyNet.com, que es utilizada para llenar pequeños vacíos de conocimiento y, principalmente, para sintetizar qué es lo que el público sabe hasta el momento a través de la recapitulación de datos anónimos.
Como ya es costumbre para Brown, la acción del relato transcurre en una serie de lugares famosos –Bilbao, Barcelona, Madrid, Budapest–. Asimismo, utiliza los conocimientos de su protagonista para retratar cada uno de los detalles históricos que forman pistas del rompecabezas que intentan armar. Porque Origen plantea una especie de búsqueda del tesoro, donde el premio es una verdad demoledora por la que muchos asesinarían sin pestañear.
A lo largo de 640 páginas, se incorporan imágenes –básicamente símbolos– y el autor transforma a cada dato, por más mínimo que sea, en una significativa pieza capaz de resolver el misterio. También recurre a interesantes cambios de puntos de vista dentro de los mismos capítulos: el escritor da a conocer sentimientos, pensamientos y creencias de los más importantes partícipes de la historia. En este sentido, cabe marcarse que, una vez más, Brown opta por personajes de distintas nacionalidades y arma la verosimilitud de su relato no solo a través de la afirmación que “el arte, la arquitectura, las localizaciones, la ciencia y las organizaciones religiosas que aparecen en esta novela son reales”, sino también desde la introducción de pasajes en los idiomas originales de cada uno –a los cuales les suma una breve traducción–.
Con publicaciones en 56 idiomas y más de 200 millones de copias impresas, los libros de Brown expresan su fascinación por la interacción entre la ciencia y la religión. Gracias a sus novelas, que luego fueron adaptadas al cine –con Tom Hanks interpretando a Robert Langdon–, sus narraciones influyeron positivamente en el interés por las obras de Leonardo Da Vinci, las zonas históricas de Roma y París, las sociedades secretas y los detalles acaso más enigmáticos de la historia cristiana.
Autor: Dan Brown
Editorial: Planeta
Cantidad de páginas: 640
Precio: $550,00
Editorial: Planeta
Cantidad de páginas: 640
Precio: $550,00
Colaboración para el diario EL DIA: http://www.eldia.com/nota/2017-10-22-8-38-27-dan-brown-en-busqueda-del-origen-septimo-dia