Monday, September 11, 2017

Una bestia y una obsesión entre montañas

“En la guerra se mata. Cazando se mata. Matar es humano, aunque no nos guste admitirlo y sea correcto que se intente evitar en lo posible. Pero lo que se hizo a esos tres pobres chicos en el Bletterbach en el año 85 no fue matar. Fue una carnicería que tenía muy poco de humano.” Eso es todo. Un rumor, unas frases a la pasada, representan lo que Jeremiah Salinger –el protagonista de La sustancia del mal– necesita para comenzar un camino sin vuelta atrás donde se transforma en un investigador que no parará ante nada ni nadie hasta descubrir los detalles más morbosos de una masacre que todo un pueblo aparenta querer ocultar.
Si hay algo de lo que esta novela está segura, es que las ideas y las decisiones tienen consecuencias que pueden cambiar el curso de una vida puesto que nunca se sabe si éstas serán positivas o negativas; ni siquiera a quiénes afectarán. Salinger aprende esta lección de la peor manera: forma parte de un accidente que termina con la vida de un grupo de rescatistas que habían accedido a integrar un documental que él estaba escribiendo. “Quería sufrir. Y quería sufrir porque tenía que hacerlo. ¿Tenía? Claro: me había manchado con el peor de los pecados. Había sobrevivido. Merecía un castigo.”
Y es así que una existencia que gira alrededor de una adorable esposa, una hija precoz y un trabajo de ensueño empieza a complicarse gracias a una “Bestia” interna que ocasiona ataques de pánico, pesadillas, remordimientos y situaciones de ensimismamiento. Esto lleva al protagonista a obsesionarse con un caso sin resolver ocurrido hace más de 30 años en el cual tres jóvenes –provenientes del simpático y tradicional pueblo italiano donde él y su familia viven temporalmente–, habían sido cruelmente asesinados durante una de sus rutinarias excursiones a la montaña.
“Es un hermoso lugar. Pero eso no significa que la muerte sea menos amarga. La muerte es la muerte, y todo lo demás no importa”, afirma el escritor.
Lo primero que llama la atención es la ambientación: situado en el norte de Italia, el relato transcurre rodeado de una naturaleza peligrosa y hasta homicida. A ello se suma una perspectiva en primera persona que logra transmitir sensaciones y pensamientos del protagonista, quien es acompañado por el lector a través de una vorágine de sonidos e imágenes acerca de montañas nevadas y traumas ocasionados por el accidente. A través de palabras precisas, Luca D’Andrea consigue provocar una empatía hacia una persona evidentemente trastornada cuya implacable búsqueda de una respuesta al pasado es la solución para superar los fantasmas del presente. Dicho de otra manera: “preguntar a los muertos para dar respuestas a los vivos.”
Asimismo, cabe señalar que el autor recalca unos detalles por sobre otros puesto que es más importante que se entienda el vértigo que produce una montaña como el Bletterbach a la descripción física de los personajes que intervienen en el relato. Esto está relacionado con las impresiones del narrador, quien invita al lector a seguir su recorrido, a charlar con los lugareños –los cuales no dejan de lado sus raíces alemanas a la hora de hablar– y a visitar hasta las casas más destruidas en busca de pistas.
Es esa misma cualidad –la de acompañar a Salinger por todas sus indagaciones– la que hace de esta novela algo especial: porque D’Andrea no presenta a su héroe como un Sherlock Holmes que deduce la verdad por un tic nervioso de uno de sus sospechosos. Todo lo contrario: volviéndose cada vez más taciturno y encerrado en una catarata de pensamientos y conjeturas, debe enfrentar a un centenar de callejones sin salida que aumentan su inestabilidad mental y familiar, remarcando aún más su posición de forastero en un lugar donde hasta el habitante más bondadoso puede ser un asesino.
Nacido en Bolzano, Italia, Luca D’Andrea fue criado entre montañas e inspirado por la naturaleza alpina. Tras escribir la trilogía juvenil Wunderkind, fue guionista de la serie Mountain Heroes sobre el equipo de rescate alpino sobre el cual basó su primer thriller, La sustancia del mal, el cual está siendo traducido a más de treinta idiomas.

Autor: Luca D’Andrea
Editorial: Alfaguara
Precio: $399
Cantidad de páginas: 472